“Fue un error, me
dijo quien pensé era mi amigo. Pero lo cruel fue el darme cuenta de que el
error habia sido mío, el grave error de confiar en ese amigo sin moralidad”.
Esta es la
historia de dos amigos de toda una vida y uno de ellos traicionara al otro de
la forma más vil y cobarde y, desgraciadamente, es mí historia. Nos conocimos
de chamacos cuando su familia era vecina de la casa de mi tío Manuel Torres
frente al parque Madero, en Hermosillo, donde yo pasaba mucho tiempo con mis
primos el Froy y el Peque Torres. Acudimos todos al colegio Regis desde
primaria hasta terminar preparatoria. Nos fuimos a Monterrey donde seríamos
compañeros de estudios en el Tec de Monterrey, y también compañeros en los
diferentes departamentos en los que durante esos años vivimos en esa ciudad,
siempre compartiendo otras actividades ajenas a nuestros estudios. Su nombre
era Luis Coppel.
Terminamos nuestros estudios y regresamos a Hermosillo. Mis inquietudes me llevarían a la ciudad de Mexico para iniciar una carrera en el área financiera en el banco más grande de AL en esa era, Bancomer. Tres años después, regresaba a Hermosillo invitado por Arcadio Valenzuela e integrarme al Banco Ganadero en donde él era director general, así retomábamos la amistad. Supuestamente la amistad se solidificaba cuando se casara con Margarita Silva, quien fuera nieta de una hermana de mi padre. Mi carrera en el Banco Ganadero tomaba una gran velocidad presagiando una aventura que sería legendaria. Casi al mismo tiempo él era contratado por los negocios inmobiliarios de Cayo y Agustin Valenzuela, mis primos.
A mediados de los
años 70 yo ya era director general del banco ganadero, pues Cayo Valenzuela se
mudaba a Guadalajara para manejar el proyecto que representaba el paquete de
negocios que adquiría de Hacienda. Me tocaría entonces manejar la fusión de
banco ganadero con los cuatro bancos que formaban el paquete adquirido de
Hacienda. Así nacía el nuevo banco Banpacífico, ya con operaciones en todo
Mexico, del cual se me nombrara director general y me mudaría también a
Guadalajara. Como este paquete incluía algunos negocios inmobiliarios, el
infame Coppel también llegaba a Guadalajara con Alvaro Obregon y Rafael Acosta
para entre todos manejar el área de bienes raíces.