Wednesday, April 23, 2025

LO QUE LE FALTA AL SAPO LADRON

 

LOS VALORES REQUERIDOS Y URGENTES

De mi novela El Vaquero Libertario

Ricardo Valenzuela

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Primero hay que entender algo. El mercado no es un individuo ni ser viviente que desde su trono toma decisiones, es el conjunto de los miembros de la sociedad y la forma en que voluntariamente interactúen entre ellos forma el mercado. A diferencia del socialismo QUE SE TIENE QUE CONSTRUIR, el capitalismo es simplemente lo que ocurre en ausencia de una planeación central. Cuando los primeros pobladores llegaron a EU, no llegaron con una receta obligatoria emitida por alguna Agencia gubernamental para la Planeación Económica; ellos se dedicaron a hacer lo que querían y sabían hacer y era lo natural: Trabajaron, sembraron, cosecharon, compraron, vendieron, intercambiaron. Eso era capitalismo, pero ellos nunca se enteraron considerándolo como algo normal en una sociedad. Los americanos, no eran ideológicos; solo hicieron lo que funcionaba y no se preocupaban por alguna etiqueta filosófica.

 

Y en cierto sentido esto ha sido una bendición. Pero también ha sido una debilidad porque sin una filosofía racional que lo distinga, el capitalismo es vulnerable a los insultos, mentiras, agresiones y ataques de cualquier desarrapado socialista exponiendo sus envidias, sus frustraciones y, sobre todo, sus diabólicas soluciones. Y ellos tienen influencia, no porque tengan la razón, sino porque nosotros no tenemos una filosofía del capitalismo ampliamente reconocida con la cual debemos combatirlos. Sin principios, perderemos el juego porque una mala idea solo se puede derrotar con una buena y mucho mejor. Lo que nos hace falta son Los Principios.

 

Sin principios ¿Cómo podemos distinguir lo bueno de lo malo, lo que está bien de lo que está mal? ¿Podemos asumir que si es legal es que está bien? Pero la esclavitud era legal. ¿Podemos asumir que algo es lo correcto si está avalado por la mayoría? Una mayoría condenó a Cristo a la cruz. ¿Puede entonces algo ser correcto si se ha concebido a través de un proceso legislativo? Muchos sangrientos dictadores son seleccionados de esa manera. Entonces ¿Por qué no acudimos a la Constitución? Pero la Constitución puede enmendarse por el mismo rugido de la multitud enardecida. Que tal ¿El mayor bienestar para el mayor número de gente? En una sociedad sin libertad no hay justicia.

 

Entonces ¿Quién será el que defina lo que es el mayor bienestar? ¿El robar a unos para darles a otros, es eso lograr mayor bienestar?  Entonces ¿Cómo definir lo que es correcto y lo que no lo es? ¿Tiraremos una moneda el aire para decidir? Esto es lo que sucede en una sociedad de política patriarcal. Cualquier cosa es buena si hay suficiente gente que lo quiera. Cuando un agricultor toma la tierra de su vecino sin su anuencia lo llamamos robo; pero si el estado lo hace lo llamamos reforma agraria justa. Cuando los políticos toman la riqueza por la que un hombre ha sudado para construirla, se considera son “compasivos”; pero al hombre que produce esa riqueza lo llamamos egoísta, materialista. Si una mayoría viola los derechos de un individuo lo llamamos injusticia; pero si ello se ha llevado a votación, lo llamamos democracia”.   

 

Cuando la gente no tiene una idea clara de lo que es bueno o malo, cuando creen que todo es relativo, el resultado es un caos ideológico que provoca una gradual desintegración de la fábrica social. Entonces ¿Qué es lo que necesitamos y no tenemos? Necesitamos principios. Los principios no son legislados, copiados o inventados. Ellos son descubiertos. Los diez mandamientos no fueron producto de un largo proceso de legislación. Las diferentes lenguas de los pueblos tampoco, las diferentes formas de dinero igual. Los tres principios básicos de una sociedad libre son el individualismo, la institución de propiedad privada, y la libertad económica que provocan nazcan los mercados libres. Inclusive, algunos hombres que se declaran pro capitalismo y supuestamente favorecen el individualismo, pasan luego a declarar que el interés público es más importante que los derechos individuales. Cualquier posición “pro capitalista” que no esté basada en la primacía de los derechos individuales, está condenada al fracaso”.

 

Entre los grandes representantes del liberalismo moderno estaban los liberales clásicos del siglo 19 en Inglaterra. Estos originarios luchaban por rescatar el mercado de restricciones, regulaciones, interferencias de parte del estado. Fue el triunfo de ese liberalismo clásico el que liberó la mente de los hombres, pero también sus manos y sus brazos. Por primera vez en la historia de Inglaterra el gobierno fue finalmente confinado a su verdadera función de proteger, en lugar de regular y acosar a los individuos. Políticamente, el significado del liberalismo no consistió en aprobar más leyes, sino el derogar las que encadenaban al país. La ley contra la usura fue derogada porque malamente llamada así, era el mercado quien definía los tipos de interés. En 1846 la fatal Ley del Maíz fue también derogada. Las leyes de Navegación que restringían tanto esa industria fueron derogadas en 1847 y 49, para el año de 1867 las últimas tarifas proteccionistas eran eliminadas.

 

Nunca el individuo había sido tan libre de las interferencias del estado en la forma para conducir su vida y disponer de su propiedad. Como resultado el comercio floreció e Inglaterra experimentó el surgimiento más grande de progreso material en su historia. De todos los países de Europa, Inglaterra era el más libre y, por ello, el que más prosperó. Los hombres que provocaron este estado de libertad económica sin precedentes eran los “liberales clásicos”, hombres como John Locke, Adam Smith, Jeremy Bentham, Herbert Spencer, John Stuart Mill. Lo que ellos forjaron fue el gobierno limitado—un gobierno confinado a su única tarea de proteger la libertad en lugar de violarla; un gobierno que usa fuerza legalizada para proteger la santidad de la propiedad privada en lugar de controlarla.

 

Y repito, los tres principios de una sociedad libre que realmente progresa, son el individualismo, la institución de la propiedad privada y la economía de mercado. Son los tres ingredientes básicos de la experiencia americana y lo que hemos empezado a llamar capitalismo que, por cierto, la palabra fue inventada por Marx. Son los tres elementos únicos de la civilización occidental especialmente desarrollada en Inglaterra de cuya cultura política los EU fueron sus afortunados herederos. Ninguna otra civilización ha sido basada y desarrollada sobre estos tres principios.

 

Pero esta herencia de libertad en estos momentos está amenazada, entre otras cosas, por nuestro fracaso para identificar y con toda claridad promover los principios sobre los cuales se ha basado, los hemos dejado vulnerables a los asaltos socialistas y, algunas veces, también por conservadores. Y en estos momentos cuando, ante las agresiones de los gobiernos, las economías mundiales están fallando y, aunque parezca increíble, se incrementan las indignantes llamadas para expandir el control gubernamental. Sin un entendimiento claro de los principios del capitalismo de hoy día, nuestra libertad y nuestro futuro puede sufrir el mismo destino del liberalismo clásico de inicios de este siglo en Inglaterra, y nos veremos arropados de una nueva y larga era de las cavernas socialistas.

 

Ese liberalismo fue el que hizo posible que el hombre sin haber nacido en la aristocracia, a base de esfuerzo y de trabajo, pudiera escalar la pirámide social que siempre había sido privilegio de aquello que por nacimiento la heredaban. Porque el mercado somos nosotros, y unos se organizan en libertad, mientras que otros apuestan a la tiranía de los gobiernos que mantienen el uso legal de la fuerza y, si la sociedad en democracia decide sacrificar a unos por otros, estamos condenados. 

 

 


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