LOS BASACACHIS DE LA VIDA
Ricardo Valenzuela
Una de las sabias lecciones que yo recibiría
de mi abuelo fue cuando yo tendría 6 o 7 años. Sería en una ocasión que, como
todos los días, los vaqueros me llevaban con ellos a campear por los potreros
del rancho verificando que todo estuviera sin pendiente. Pero, en lugar de la
clásica campeada, fuimos directamente a recorrer la vía de un caudaloso arroyo
que pasaba a unos cien metros de las instalaciones del rancho. Un arroyo que,
por motivos desconocidos, había inundado gran parte de los corrales del rancho,
las canoas donde se le ponía comida al ganado, y las siembras de forraje.
Después de cabalgar un buen rato hacia el este, llegábamos a un lugar en donde se veía una especie de bordo que interrumpía la corriente del arroyo que llegaba desde la sierra con gran fuerza, y era lo que había provocado esa inundación que amenazaba con ser mas grande. Yo, con la curiosidad de niño, le pregunto al viejo mayordomo, el Churi ¿Qué esto Churi? El viejo vaquero preocupado por la avenida que se anunciaba y no quería perder tiempo, me responde, “esto es un basacachi, y en la noche que lleguemos al rancho, pregúntale a tu tata todo lo demás”, pues él sabía bien lo preguntón que yo era y la urgencia de atender este problema.
Esa noche, después de la cena mi abuelo se disponía a responder mi pregunta e inicia. “Los basacachis son una especie de bordo que se van formando en alguna parte del recorrido de los arroyos, porque ese recorrido es muy largo y por donde esos arroyos van recogiendo ramas, estiércol del ganado y basura cuando pasan por los pueblos. Todo eso se va juntando hasta que en algún punto de su recorrido se estacionan, pero, como todo eso de los que están formados les sigue llegando, van creciendo hasta que ya no dejan que el agua del arroyo siga su paso natural y se desbordan. Y cuando se desbordan pueden causar mucho daño como ya viste los corrales que se van a tener que reparar. Tira cercos y el ganado se revuelve con el de otros potreros, arruina siembras”.Cuando mi abuelo me ve con la boca abierta
oyendo lo que me decía, sonríe y me dice. “Los arroyos son como la vida donde
dios manda esa agua limpia para que transite, libre y de forma natural, por
miles de kilómetros y en su caminar vaya llevando tantos beneficios en todas
las regiones por donde pasa, mejores vidas y beneficios para todos. Pero, hay
veces que ese hermoso recorrido es interrumpido por esos inservibles basacachis
que contienen pura basura, pajoso de caballos, estiercol y hasta caca de los
malvados que van acumulando en su camino. Y cuando se desbordan, es cuando
causan tanto sufrimiento y destruyen tantas vidas. Y cada uno de nosotros somos
arroyos corriendo”.
“Y de acuerdo a como vigilemos el cauce por
el que corremos, cada día nuestras aguas serán mas limpias y cristalinas. La
fuerza de nuestra corriente será más poderosa y más bien podremos provocar.
Pero, los que no siguen esas reglas, sus corrientes se van haciendo más escasas
y terminan siendo arroyitos que lo único que causan son problemas. Esos son las
malas corrientes que durante tu vida van a llevar basura a tu arroyo para que
se formen esos basacachis que, si no los eliminas, como hoy lo hicieron los vaqueros,
el ignorarlos es un camino seguro a las grandes inundaciones y a la destrucción”.
Porque a veces no aparentan ser tan peligrosos, es cuando nos podemos confiar y
de repente revientan los bordos y provocan inundaciones y muertes.”
“Pero, lo más triste es que hay muchos que
no se dan cuenta que, durante toda su vida, han estado abarrotados de
basacachis que no dejan que su corriente prosiga para cumplir su cometido,
provocar el bienestar y hasta algunas veces se acostumbran a ellos. Y, te
repito, esos arroyos se secan y nunca llegan a su final con la satisfacción de
haber servido porque siempre destruyeron eso que les podrían haber evitado el
uso de todas las herramientas que dios nos ha dado. Y lo único que se debe
hacer con ellos, el quitarlos del camino ya sea a machetazos, hachazos o con
las manos para que no sigan deteniendo las corrientes de la vida, no tienen ningún
otro uso más que ese, estorbar y destruir el trabajo de la gente.”
Mi abuelo me acababa de describir el
basacachi más grande que yo me encontraría en el transcurso de mi vida cuando
me los describía; “Hay unos que son inservibles basacachis que contienen pura
basura, pajoso de caballos, estiercol y hasta caca de los malvados. Esos son a
los que hay que sacarles la vuelta porque son los que arruinan vidas. Y cuando
se desbordan, es cuando causan tanto sufrimiento y destruyen tantas vidas. Y
cada uno de nosotros somos arroyos corriendo que nos podemos encontrar esos
basacachis destructores”. Sin duda, el Sapo Coppel es uno de ellos y el mas
destructor que yo me hubiere encontrado. Feo como los basacachis, espinoso como
ellos, recolector de todas las basuras que corren en los arroyos. Pensaba el
las ultimas frases de mi abuelo; “ni tienen ningún buen uso solo estorbar, y
destruir vidas.
Y cerraba mi pensamiento. Lo que le faltó a mi tata decirme, es que hay basacachis que en sus hediondos interiores llevan esa maldad diabólica. El basacachi del sapo Coppel, el más destructivo, mal formado y malvado que se hubiera atravesado en mi vida. Y valla que me reventó todos los bordos, pero no pudo destruir lo mas importante, mi sueño para seguir adelante en la vida.
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