Tuve un amigo y yo creí era verdadero
Desde que nacimos y pasaran los años
Y así avanzamos por caminos aledaños
Pero resultó ser un cobarde traicionero
Toda la vida yo le había tendido la mano
En mi lista personal él tenía alojamiento
En esa ayuda jamás firmaría documento
Yo creía más que amigo era mi hermano
No me di cuenta moraba en otro mundo
Ni que su interior fuera podrido pantano
Tampoco que era residencia de un enano
Súbdito de ese infierno tan nauseabundo
Cruzamos mares en calma y otros fatales
Yo suponiendo que conjugábamos sueños
No supe que los de él fuera falsos diseños
No me di cuenta sus bases eran inmorales
No supe que cargaba complejos anormales
Por más alertas ante golpe que iba asestar
Y para asegurarlo él se dedicaba a engañar
Y fingiendo practicar sus religiosos rituales
Nunca detecté él siempre me había odiado
Por eso mostraba conductas inentendibles
A él le provocaban sentimientos insufribles
Queriendo sin tener el odio se multiplicaba
Así iniciaba algo que luego sería cotidiano
Llevarme diario hacia el borde del infierno
Seguro que pronto yo caería en ese averno
Del alcohol que ya me sujetaba de la mano
Y en la oscuridad me pegaba una puñalada
Para así robarme gran parte de mi fortuna
En mi Martini el siempre sería esa aceituna
Actuar ya muy seguro del filo de su espada
Lo bautizamos el Sapo en nuestra juventud
Mal nombre para el ladrón que no se apena
Debimos bautizarlo como lo que es, la hiena
Pues donde aparece siempre todo envenena
Y luego abandonar espacio en gran plenitud
Ya cerca del final de nuestras azarosas vidas
No quiero partir tan frustrado y sin denunciar
A ese ladrón traidor que conocí en el transitar
Pues cortesía de él todavía cargo mis heridas
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